El ministro de Defensa argentino, Luis Petri, se reunió esta semana con autoridades del Pentágono, consolidando lo que describió como un “nuevo capítulo estratégico” en la relación bilateral con Estados Unidos. El encuentro giró en torno a la compra de aviones F-16 y vehículos blindados Stryker, en el marco del plan de reequipamiento de las Fuerzas Armadas impulsado por el Gobierno de Javier Milei.

Petri destacó que este vínculo “restablece la confianza en Argentina como socio regional confiable”, y se comprometió a profundizar la cooperación en áreas como ciberseguridad, inteligencia militar y lucha contra el terrorismo. Estados Unidos, por su parte, elogió el rumbo económico del país y aseguró que esta asociación es clave para el equilibrio geopolítico en América del Sur.

También se habló de la creciente tensión global, particularmente en Medio Oriente y el Pacífico, y del rol que podría ocupar Argentina como parte de misiones internacionales. Las negociaciones incluyen el entrenamiento conjunto de tropas, la cesión de tecnología y el posible acceso de Argentina a convenios logísticos de la OTAN. La oposición, sin embargo, expresó reparos por el costo económico del acuerdo.