EL INICIO DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA ICÓNICA TORRE EIFFEL

El 28 de enero de 1887 marcó el comienzo de un proyecto que revolucionaría el paisaje de París y se convertiría en un símbolo universal de la modernidad: la construcción de la Torre Eiffel. Diseñada por el ingeniero Gustave Eiffel y su equipo, esta monumental obra fue concebida como la pieza central de la Exposición Universal de 1889, que celebraba el centenario de la Revolución Francesa.

El proyecto no estuvo exento de polémicas desde su inicio. Muchos artistas e intelectuales de la época lo consideraron una amenaza al patrimonio arquitectónico de la ciudad. En una carta abierta publicada en el periódico «Le Temps», 47 figuras culturales, incluyendo al escritor Guy de Maupassant, firmaron un manifiesto en contra de su construcción, calificándola como «una inútil y monstruosa torre». Sin embargo, Gustave Eiffel defendió con fervor su obra, destacando los avances tecnológicos y estéticos que representaba.

La construcción de la Torre Eiffel fue una proeza técnica que involucró a más de 300 obreros y 18.038 piezas de hierro forjado. Utilizando innovadoras técnicas de ensamblaje, la torre alcanzó una altura de 300 metros, convirtiéndose en la estructura más alta del mundo hasta la construcción del edificio Chrysler en Nueva York en 1930. El proyecto se completó en tiempo récord, en apenas dos años, dos meses y cinco días.

A pesar de las críticas iniciales, la Torre Eiffel fue un éxito rotundo durante la Exposición Universal, atrayendo a millones de visitantes de todo el mundo. Lo que inicialmente estaba previsto como una estructura temporal destinada a ser desmontada después de 20 años, se convirtió en un elemento permanente del paisaje parisino, gracias a su utilidad como antena de telecomunicaciones.

Hoy, la Torre Eiffel es uno de los monumentos más visitados del mundo, con más de siete millones de turistas anuales. Representa no solo la ingeniosidad de la ingeniería moderna, sino también el espíritu visionario de quienes se atreven a romper moldes y desafiar convenciones. A más de 135 años de su construcción, sigue siendo un símbolo de París, de Francia y de la creatividad humana.