En el barrio Rodrigo Bueno de Buenos Aires, un grupo de mujeres inmigrantes ha transformado un terreno abandonado en la «Vivera Orgánica», una huerta comunitaria que produce alimentos agroecológicos y promueve la sostenibilidad. Iniciado en 2017, el proyecto busca no solo abastecer de alimentos saludables a la comunidad, sino también ofrecer talleres educativos y recuperar especies nativas. Elizabeth Cuenca, cofundadora del vivero, destaca el esfuerzo colectivo y la autogestión como pilares fundamentales para superar desafíos como la pandemia y la crisis económica.
La «Vivera Orgánica» se ha convertido en un espacio de empoderamiento para las mujeres del barrio, muchas de ellas provenientes de países limítrofes. A través del trabajo en la huerta, han encontrado una fuente de ingresos y una forma de integración social, fortaleciendo los lazos comunitarios y promoviendo la igualdad de género.
