El 14 de enero de 1898, el mundo literario perdió a uno de sus más grandes genios, Lewis Carroll, el autor británico cuya obra más destacada, «Alicia en el país de las maravillas», sigue siendo un pilar en la literatura infantil y un referente de la fantasía. A lo largo de los años, su trabajo ha cautivado a lectores de todas las edades, trascendiendo las barreras del tiempo y convirtiéndose en un clásico inmortal.
Charles Lutwidge Dodgson, conocido por su seudónimo Lewis Carroll, fue mucho más que un escritor. Matemático, fotógrafo y lógico, su multifacética personalidad se refleja en la complejidad y la profundidad de sus obras. «Alicia en el país de las maravillas», publicada en 1865, no solo es una obra maestra de la literatura fantástica, sino también un reflejo de su amor por las paradojas y el lenguaje.
La historia de Alicia, una joven que cae por una madriguera de conejo y se adentra en un mundo lleno de criaturas peculiares y situaciones surrealistas, ha sido objeto de innumerables interpretaciones y adaptaciones. La novela no solo deleita a los niños con su imaginación desbordante, sino que también fascina a los adultos con sus juegos lingüísticos, alusiones filosóficas y matemáticas.
El impacto de Carroll en la cultura popular es incalculable. «Alicia en el país de las maravillas» ha inspirado a artistas, cineastas y escritores durante más de un siglo. La obra ha sido adaptada a películas, obras de teatro, series de televisión y hasta videojuegos, manteniendo viva la esencia de un mundo donde la lógica se invierte y lo imposible se vuelve posible.
A 127 años de su fallecimiento, la figura de Lewis Carroll sigue siendo venerada en el mundo literario. Su legado perdura, recordándonos la importancia de la imaginación y el poder de la literatura para transportarnos a mundos desconocidos. La magia de «Alicia en el país de las maravillas» continúa encantando a generaciones, asegurando que el nombre de Carroll permanezca eternamente en el panteón de los grandes autores.
