El 10 de enero de 2016, el mundo de la música sufrió una gran pérdida con el fallecimiento de David Bowie, uno de los artistas más influyentes y polifacéticos de la historia del rock. Bowie, quien murió a los 69 años en Manhattan, Nueva York, dejó un legado imborrable tras casi cinco décadas de carrera que redefinieron el panorama musical y cultural.
Nacido como David Robert Jones, Bowie se destacó por su capacidad de reinvención y su estilo camaleónico, que lo llevó a explorar y fusionar diversos géneros musicales, desde el rock y el pop hasta el soul y la electrónica. Cada una de sus etapas artísticas, marcada por personajes icónicos como Ziggy Stardust y el Duque Blanco, contribuyó a su estatus de leyenda.
A lo largo de su carrera, Bowie vendió más de 135 millones de discos en todo el mundo, consolidándose como uno de los músicos más exitosos y respetados. Su discografía incluye álbumes influyentes como The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972), Heroes (1977), y Let’s Dance (1983), entre muchos otros.
Más allá de la música, Bowie también incursionó en el cine, el teatro y las artes visuales, demostrando un talento multifacético que lo convirtió en un referente cultural a nivel global. Su muerte fue un duro golpe para millones de fanáticos que, hasta hoy, continúan celebrando su vida y su obra.
El legado de David Bowie sigue vivo, no solo a través de su vasta obra musical, sino también por su impacto en la moda, la identidad de género y la cultura popular. Años después de su partida, Bowie sigue siendo una fuente de inspiración para artistas y fanáticos alrededor del mundo.
