El 3 de diciembre de 1987, Aretha Franklin, ícono del soul, R&B y gospel, marcó un hito histórico al convertirse en la primera mujer en ingresar al prestigioso Salón de la Fama del Rock and Roll, ubicado en Cleveland, Ohio (EEUU). La “Dama del Soul”, como era conocida, recibió este reconocimiento que consolidó su legado como una de las voces más influyentes de la música contemporánea.
El discurso de bienvenida estuvo a cargo de Keith Richards, legendario guitarrista y cofundador de The Rolling Stones, quien, en un estado de visible ebriedad, rindió homenaje a la artista. A pesar de lo pintoresco del momento, el evento destacó el impacto cultural y musical de Franklin, una figura que trascendió géneros y generaciones.
La ceremonia marcó un antes y un después en la historia del Salón de la Fama, al reconocer por primera vez a una mujer en un espacio que hasta ese momento había sido exclusivamente masculino.
