Confirmó en un 100% que los proyectiles nueve milímetros que acabaron con la vida del trabajador del volante salieron de la pistola reglamentaria del suboficial ahora detenido e imputado por homicidio agravado.
Otro dato interesante es que el deceso de Acuña habría sido por una hipoxia cerebral, debido a la pérdida de sangre por las heridas de arma de fuego. Habría discrepancias en materia médica respecto de si es viable la hipótesis de que la víctima hubiera agonizado cuatro días con esas heridas, perpetradas por proyectiles de poder devastador como los de 9 milímetros.
Hay quienes sostienen que semejante teoría es imposible. Sin embargo, las condiciones en que fue hallado el cuerpo, que siquiera emanaba olor, indicarían que sí pudo haber ocurrido.
Es decir, «un cadáver no puede permanecer cuatro días a la intemperie y no registrar un marcado deterioro o proceso de descomposición. La fauna cadavérica es una muestra irrefutable de ello», indicó una fuente consultada por Entrelíneas.
Jorge Daniel Acuña desapareció el lunes 22 de julio pasado. Su cuerpo apareció el viernes siguiente, pese a que la zona había sido rastrillada por la Policía prácticamente el mismo día de la desaparición de Acuña.
Hasta aquí hay un detenido en la causa que investiga el juez de Instrucción 1, Marcelo Cardozo. Se trata de un suboficial de Policía. ¿Será el único? No se sabe, como tampoco las circunstancias en que el Uber fue llevado hasta el By Pass donde fue ultimado.
